Investigando

29 octubre, 2012

Tomé hace unos meses la decisión de hacer (o intentarlo) mi tesis doctoral. No es una tontería, es una decisión trascendente, algo que te cambia la vida, no sé aún si por un tiempo o para siempre. Ahora los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones de la UOC ya tenemos un programa de doctorado propio, que se llama NIT (Network and Information Technologies), después de la perseverancia de David Megías y un equipo de gente estupenda. Y toda la Universidad está en un trance investigador, bajo la energía que no es poca de la Vicerrectora Teresa Sancho, que viene también de nuestros Estudios. Perdonad estas primeras impresiones los que de verdad lleváis haciendo todo esto mucho tiempo.

Prefacio a los Poemas Compuestos en el Pabellón de las Orquídeas. Fuente: Wikipedia. Licencia: Dominio Público
Prefacio a los Poemas Compuestos en el Pabellón de las Orquídeas. Fuente: Wikipedia. Licencia: Dominio Público

En la fase en la que estoy, la investigación me recuerda irónicamente la filología que pasé en una vida anterior y en una galaxia muy lejana. Se estudian, comparan y datan textos antiguos, se discute acaloradamente con otros filólogos y eruditos. Descubrir un cambio en la posición de una coma o comentar una sinécdoque puede resultar una contribución de interés para la comunidad. Hace muchos años escribí un trabajo de final de carrera que se titulaba “El uso del adjetivo en el relato “El incivil maestro de ceremonia Kiranosuké no Suké” del libro Historia Universal de la Infamia de Jorge Luis Borges, a la luz de la gramática generativa y transformacional”. Quiero decir que quizá tengo una preparación previa. Esta etapa, que corresponde al estudio del estado del arte y la revisión bibliográfica, me recuerda aquella frase un poco sarcástica de Anthony Johnston: “Si copias de un autor, se llama plagio; si copias de muchos, se llama investigación”.

La segunda impresión, sin embargo, es bastante más práctica y acaso útil. La investigación me parece, como la política, “el arte de lo posible”. O, más bien, como dijo el inmunólogo Peter Medawar, “el arte de lo que se puede solucionar”. Se trata, como me insisten mis directores de tesis, en encontrar una pregunta que se puede responder o una respuesta, que otros creen haber encontrado, que se puede validar o refutar con la investigación empírica. Si la respuesta, como en mi caso, ayuda o intenta hacerlo a la práctica de los profesionales, mejor. Intento investigar, ya lo diré, la relación entre el CIO y los comités de dirección y cómo esta relación afecta al beneficio que las empresas obtienen de la informática.

Finalmente, me preocupa convertirme, aunque sea de forma transitoria, en un especialista, algo que rechaza mi identidad, o sea mi historia, que más bien me lleva a la distracción, la curiosidad y el cambio. Hace unos años visité la Clínica Mayo, en Rochester, o sea en medio de ninguna parte en la llanura de Minnesota. Quería conocer sus sistemas de información. En una de las paredes largas del centro de proceso de datos, había un mapa enorme hecho a mano de la arquitectura de aplicaciones, casi todas a medida. Nos regalaron un librito muy mono con citas de los hermanos William y Charles Mayo, los dos médicos fundadores. Hay una cita de Charles Mayo que tengo subrayada y con signos de admiración: “La definición de un especialista es la de alguien que “sabe cada vez más y más sobre cada vez menos y menos”, y eso es bueno y verdadero”.

Puede que la identidad sea una cosa más larga y más ancha o no sea nada. «Yo soy todo lo que he sido y lo que no he sido», decía Andrè Breton.

Nota: La obra de hoy, como no podía ser menos, es una copia del Prefacio a los Poemas Compuestos en el Pabellón de las Orquídeas. Parece que el original es de Wang Xizhi, el calígrafo predilecto del emperador Taizong de Tang (siglo III) y la copia del siglo VII.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
Comentarios
jose-ramon rodriguez29 octubre, 2012 a las 12:19 pm

Un par de comentarios tranquilizadores, espero.
Noam Chomsky, entre otras cosas, es el mayor contribuyente a la formación de la gramática generativa, una ciencia que se parece bastante a la lógica fundamental y el álgebra, o sea que no nos queda tan lejos. La teoría defiende la existencia de modelos de estructura del lenguaje que son independientes de su significado: «Colourless green ideas sleep furiously». Si cambiamos uno de los componentes de sitio, su significado varía porque la estructura subyacente se ve alterada. No es igual un «buen hombre» que un «hombre bueno».
Chomsky decía también que lo importante de la investigación es saber hacer las preguntas: «The best scientists aren’t those who know the most data; they’re the ones who know what they are looking for».
🙂

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