Hay tres clases de jefes de proyecto

5 diciembre, 2012

Volver a leer «Heart of darkness» («El corazón de las tinieblas»), de Joseph Conrad, me ha hecho elaborar el pensamiento (o la parida) de que hay tres clases de jefes de proyecto, a los que llamo «el piloto», «el descubridor» y «el conquistador» (Ya dice un colega, no sin razón, que propendo a hacer teoría, una especie de deriva filosófica).

(«El corazón de las tinieblas» es un libro que me ha perseguido de forma hipnótica y sobrecogedora desde que lo leí por primera vez a los 16 y en inglés, como el que no puede apartar la vista de una escena de destrucción y dolor. Lo leo esta vez en catalán y en la versión de Montserrat Vancells, ilustrada por Angel Mateo. Me cuesta leer en la que es mi tercera lengua y que manejo peor, pero este texto es un descubrimiento de belleza, precisión y ambiente, que me hace amarlas más a las dos -la novela y la lengua).

El grito (Edvard Munch)
El grito (Edvard Munch). Fuente: Wikipedia – Licencia: Dominio público

1. «El piloto» es un hombre del oficio cuyo espacio es el proyecto, igual que para el piloto del barco, un marinero, el espacio es el mar. Son gente sedentaria a su manera, poco dada a la aventura. En el fondo, todos los barcos se parecen y el mar es el mismo. Las contingencias del cliente, las caras nuevas, los países extranjeros y la «mudable inmensidad de la vida» les pasa por encima. Conocen  bien las herramientas, los procesos de gestión, señalan el rumbo y lo cambian si toca, lideran sus equipos y manejan al cliente (es una expresión fea: quiero decir que conocen al cliente, comunican bien y gestionan sus expectativas). «Les salva la eficiencia, la lealtad a la eficiencia», dice Conrad. Creo que éstos son los buenos.

2. «El descubridor» es un culo inquieto al que le pierde la curiosidad y el viaje, un vagabundo («rodamón», se dice en catalán) que busca nuevos paisajes, caras y retos. Yo soy de éstos y acaso por éso no he sido tan bueno como los que son «pilotos». Decía un jefe que tuve, que somos gente complicada que hace cosas complicadas y que se acaba complicando la vida. Marlow, el narrador y protagonista de «El corazón de las tinieblas» es un «rodamón», que acaba encontrando lo que no quiere descubrir. Esa es su gloria y su fracaso.

3. A «el conquistador» le puede la codicia, el ansia de posesión, la rapiña y el robo. No desean hacer un trabajo, sino quedarse con el alma y el dinero del cliente, explotar su debilidades y exprimirlo hasta su final. También lo hacen con sus equipos. No siempre son personalmente gente malvada. Aman a los niños y los animales y una vez les gustó la profesión. Pero viven en entornos que premian esta actitud. Generalmente, hacen buenas carreras en esa clase de compañías. Seguro que habéis conocido unos cuantos y también unas cuantas empresas que son así.

«El cor de les tenebres» explica estas historias y no es difícil reconocer a estos tipos. La narración es una misión (un proyecto) al centro de la tierra, a un abismo africano donde habita el horror en su forma pura. En esta novela corta se basa la inmensa película «Apocalypse now», de Francis Ford Coppola. Pocas obras maestras llevadas al cine se convierten en obras maestras. Pocas se miran las unas a las otras y resultan a la vez tan iguales y tan distintas. «The horror, the horror…»

Nota: La obra de hoy es la célebre «El grito» (1893), del pintor expresionista noruego Edvard Munch, otra representación clásica del horror.

(Visited 187 times, 1 visits today)
Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
Comentarios
Deja un comentario