A cualquier cosa le llamamos método

4 marzo, 2013

En el prólogo de La estructura de las revoluciones científicas (1970), una de las obras maestras de la historia y la filosofía de la ciencia, Thomas Kuhn dice que su teoría acerca de los cambios de paradigma no era de aplicación a las ciencias sociales, porque en éstas cada palabra quiere decir una cosa distinta según quién la usa y quién manda más, como en los personajes de Alicia en el país de las maravillas. (Dicen que Kuhn escribió su libro en un centro de investigación de Palo Alto, rodeado de científicos sociales que, a diferencia de los físicos, los biólogos o los matemáticos, pasaban el tiempo discutiendo por tonterías e intentando aclararse entre ellos mismos. Esto debió influirle.)

Yo creo que las dos cosas son correctas: en gestión de proyectos, mucha gente cree que habla de lo mismo para hablar de cosas que no son iguales («polisemia»). Y además creo que sí existen «paradigmas dominantes», o sea ciertos modelos o maneras de mirar (un certain regard, que diría Michel Foucault) la gestión de proyectos que conforman los métodos y metodologías; y que se extienden y autoconfirman en la comunidad científica y entre los practicantes, bajo la influencia de las asociaciones profesionales, los autores, los profesores y los negocios de productos y servicios. (Hablamos de PDCA, el más conocido, hace poco.)

Llamamos métodos y hasta metodologías de gestión de proyectos a cosas tan variadas como el cálculo del camino crítico (CPM), que a lo sumo es un algoritmo; al ciclo de desarrollo de sistemas (SLDC), que es un proceso semi-industrial de producción de software; al diagrama de  Gantt, que es una técnica de cálculo y representación que usamos para hacer planes; a algo llamado Accelerated SAP (ASAP), que es una hoja de ruta para implantar los paquetes de un fabricante; a COCOMO, que es una herramienta de cálculo de costes para construir software; a CMM, que es un modelo de madurez de las capacidades de desarrollo; a RAID o BOSCARD, que son plantillas de usar y tirar; a Agile, que es una colección de  principios de métodos exploratorios de construcción de aplicaciones; y a Prince2 o PMBoK, que son modelos de referencia de propósito general, o sea que valen para organizar expediciones al Himalaya o para levantar puentes.

Y se acaba aceptando pulpo como animal de compañía. Hace años, tuve un colega en una gran firma consultora, que decía utilizar en sus trabajos la metodología DPH, siglas de Daniel Pérez Huerta, que era su nombre (aquí, figurado), o sea un increíble engendro cutre (¡y lo decía por escrito en las propuestas para clientes!).

Esta clase de confusión ocurre también en los libros más o menos científicos sobre metodologías, como el de Jarvan (que se empeña en vano en establecer una tipología) o los de algunas universidades pròximas.

No aspiro a que sea una gran aportación, pero en medio de este lío yo hablaría de teorías sobre la gestión de proyectos; de paradigma (o paradigmas) dominante en la gestión de proyectos; de los marcos (frameworks) o modelos de referencia generales; de las metodologías, principalmente enfocadas a la creación de determinados productos; y de los métodos, compuestos a su vez por procesos, técnicas, herramientas y prácticas de trabajo. ¿Os gusta?

Espero que sigamos hablando de todo ésto… y además reclamo el derecho a contradecirnos por el camino.

Nota: La gráfica de hoy son Las Meninas de Velázquez, naturalmente. Es la obra que inspira a Michel Foucault para comenzar su discusión filosófica y política sobre la historia de la ciencia y la construcción de epistemes o, si no se enfada, paradigmas (Les mots et les choses (1966). Esta elección es un pequeño homenaje para Foucault y Kuhn, dos de mis autores más influyentes de juventud.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
Comentarios
Diana4 marzo, 2013 a las 11:50 am

Este es sin duda uno de los debates mas interesantes dentro de la Informática actual. Sin embargo, no es menos cierto que es muy difícil acordar definiciones consistentes y «aptas» para todos. Está claro además, que dicha mezcla de términos se puede dar por que la línea que diferencia unos términos de otros es muy delgada o por hechos tan simples como que suena «mejor» o «más profesional». Sería interesante decir que mejor o mas profesional es usar los términos correctos.
Me gustaría saber, ¿de donde tomas las definiciones que has utilizado en el post?

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    josé ramón4 marzo, 2013 a las 11:57 am

    Hola, Diana, gracias por tu comentario y preguntas.
    Efectivamente, como dices, en nuestro caso no es una discusión puramente teórica, sino que tiene una dimensión «comercial», o «de imagen» o de «prestigio», entre la comunidad profesional o entre los fabricantes y clientes.
    Sobre las definiciones, las de los ejemplos las tienes en los enlaces, creo, la mayoría.
    Sobre la clasificación del final (teorías, paradigmas, modelos de referencia, métodos…) es una combinación muy personal entre los términos que se usan en la metodología de investigación en ciencias sociales y el uso que hacen autores o analistas de gestión de proyectos, sean académicos o de empresas de prospectiva.
    Pensé que podría valer la pena hacer una definición más extensa (de hecho, escribí un borrador), pero de pronto me pareció un poco aburrido para un blog de estas características…
    Saludos y muchas gracias.

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