Gobernanza y gobierno

17 junio, 2013

Una cosa que tienen los vicios antiguos y las comidas copiosas es que se repiten. Después de años sin escribir sobre la informática pública, me han venido dos posts seguidos y ahora éste. Trabajo para algunas administraciones, normalmente lejos de España, me hablo con amigos del sector y leo algunas cosas que necesito o me apetecen. Sigue siendo un espacio apasionante, por más que vilipendiado (también por mí).

Más armaduras medievales - Fuente: Wikipedia, Licencia: CC BY-SA 2.5
Más armaduras de caballeros – Fuente: Wikipedia, Licencia: CC BY-SA 2.5

Son tiempos duros, dije hace algunas semanas, los de la economía y la ideología de la austeridad. Sangre, sudor y lágrimas, dijo un colega. Les pilla con el pie cambiado después de años de bonanza, con grandes proyectos y pensamientos a medias, y a la vez las cosas han cambiado fuera de forma imparable y cuesta resistirse. También ha cambiado la gestión de la IT en todas partes, gracias o por desgracia de la digitalización de los procesos, la Internet de las cosas, las nuevas plataformas, el poder de usuarios internos y externos y la descentralización deseada o inevitable de los presupuestos. También o más en el gobierno, donde la tensión entre las informáticas de cada uno y la informática de todos es permanente.

La  tensión presupuestaria pide reducción del gasto, excelencia operativa, transparencia en el servicio y el coste y mejora de la calidad y la reputación. La presión de la universalización digital y la informática de consumo ha impulsado una convergencia entre la informática corporativa (la IT de siempre), la tecnología de las operaciones (las máquinas que usamos en la policía, la limpieza, las funerarias o los hospitales) y los dispositivos de usuario. Lo primero pide ahorro; lo segundo suena caro o, cuando es o parece más barato (la cultura de lo libre, compartido y guay), queda demasiado alejado de las culturas estatales. Una presión añadida es la de consultores, fabricantes y proveedores, que reclaman de las Administraciones no quedarse atrás en la disrupción tecnológica y mantener los puestos de trabajo. En la duda, para muchos políticos y gestores una solución más sencilla es vender, o sea privatizar.

No tengo grandes soluciones ni esperanzas. Me ha gustado más la lista de tendencias de un bloguero independiente, Alex Howard, que la de mis admirados Rick Howard y Andrea di Maio de Gartner (G00247727, para los suscriptores). La primera explora (con alguna ingenuidad) el espacio de lo líquido, lo común, lo compartido, lo abierto y transparente. La segunda es una transposición (también ingenua, para mí) de las tendencias  tecnológicas para todos al ámbito de las Administraciones, o sea ser menos diferentes.

Ante todo, es seguro que que hay que apretar los dientes y salvar los muebles. Pero me parece que, por el medio, hay una oportunidad imprevista de manejar la informática pública (o sea, de todos) de otra manera y por lo tanto también las posibilidades de transformación y de ahorro. Lo que llamábamos recientemente la gobernanza digital puede venir en nuestra ayuda: «quiero decir que deberíamos evolucionar de la gobernanza de la IT (IT Governance) a la gobernanza digital de toda la empresa, o sea el compromiso de todos con la IT que queremos», me cito.

Es difícil, por no decir imposible, cualquiera que sea el objetivo o el espacio de juego (los datos, la nube, los procesos, los servicios electrónicos, los sistemas de empresa…) establecer un nuevo modelo de informática pública sin un diálogo sin fronteras entre políticos y ejecutivos, entre informáticos y líderes de negocio (los responsables de la limpieza o la policía o la sanidad), entre usuarios finales (ciudadanos y empleados) y la propia Administración, entre los diferentes niveles del Gobierno (local, regional, estatal, comunitario), entre proveedores y compradores…

Ese diálogo debería conducir a formas diferentes de colaboración, procesos de gestión y estructuras organizativas para manejar la informática pública, con una agenda para la gestión de los recursos y resultados para el corto plazo y un mapa de ruta compartido para el plazo largo. Probablemente es también una invención ingenua.

Nota: La gráfica de hoy corresponde a la galería de armas y armaduras del Metropolitan. Caballos y caballeros del siglo XVII, ahora juntos y en uniforme de batalla.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
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