«Data driven»: la gran transformación

23 octubre, 2014

En un par de entradas del mes pasado (aquí y aquí) reflexionaba sobre qué significa ser una empresa orientada al dato, lo que en inglés se denomina data-driven organization. Y comentaba que el proceso de transformación no es precisamente sencillo: se trata de una transformación de profundo calado (¿una revolución cultural?) que afecta a la organización desde múltiples puntos de vista.

Gráfica: Braekeleer. Furia de los franceses en Antwerp (Dominio Público)
Gráfica: Braekeleer. Furia de los franceses en Antwerp (Dominio Público)

Para empezar, el dato está llamado a convertirse en un activo crítico. Ya no es suficiente con considerar políticas de digitalización y almacenamiento de procesos de negocio; sino que es necesario desplegar políticas de gestión del dato enfocadas a su explotación y también  a su protección, un punto que recientemente con las fugas de información en empresas como Target o eBay es un tema candente.

Hay que considerar también la tecnología. Es necesario conocer lo que existe, sus casos de uso, los límites, los proveedores y tener claro el proceso de implementación. Pero no nos engañemos: el punto de partida debe ser siempre el negocio — qué necesita y qué debemos conseguir.

Si centramos nuestra estrategia sólo en los dos puntos anteriores estamos condenados al fracaso. No sólo se trata de implementar proyectos de Business Intelligence (BI), Business Analytics (BA) o Big Data, sino de establecer una nueva forma de tomar decisiones en cualquier situación. Como ya comentaba Carly Fiorina, CEO (primera ejecutiva) de HP del 1999 al 2005:

“La tecnología no es la parte más complicada del problema. Probablemente la gestión del cambio es la parte más complicada del problema”.

Y probablemente nuestra organización tiene un bagaje emocional de anteriores proyectos TI que puede influenciar este proceso de transformación. Es decir, el resultado y lo que pasó en anteriores proyectos de TI (confusión, problemas de calidad y tiempo, falta de uso…) probablemente haya creado barreras importantes a vencer. A estas deben sumarse otras como califatos de poder, poca trasparencia,… y la propia resistencia de las personas al cambio (nos gusta estar en nuestra zona de confort.)

En definitiva, no se trata de imponer una nueva cultura del dato por la fuerza, lejos deberían quedar las revoluciones sangrientas. Es necesario establecer un entorno de colaboración, información, comunicación y educación que posibilite la germinación de la cultura que buscamos desarrollar. Llamamos a todo eso la gestión del cambio en los proyectos de BI, a la que dedicaremos una entrada pronto.

Josep Curto es colaborador docente del Máster en Inteligencia de Negocio de la UOC. Es además Director de Delfos Research, empresa especializada en investigación de los mercados de Business Intelligence, Business Analytics y Big Data.

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