Tu disco duro está a punto de fallar

14 diciembre, 2015

Recientemente, he sufrido un «susto» tecnológico: el fallo del disco duro de mi ordenador personal. Como ya soy viejuno, no es la primera vez que me pasa, pero esta experiencia ha sido radicalmente distinta (en positivo) respecto a las experiencias anteriores.

Un fallo del disco duro es la crónica de una muerte anunciada. Los propios fabricantes ya estiman una cierta tasa de fallo anual (AFR, Annualized failure rate) y estudios empíricos de empresas con grandes data centers como Google demuestran que esta tasa se va incrementando con el tiempo, pasando del 1.7% inicial al 8.6% al cabo de 3 años. Así pues, es una carrera contra el tiempo: saber si tendrás suerte y tu ordenador se quedará obsoleto antes de que falle el disco.

Disco duro de ordenador portátil. Fuente: Wikipedia - Licencia: CC BY-SA 3.0
Disco duro de ordenador portátil. Fuente: Wikipedia – Licencia: CC BY-SA 3.0

Una primera sorpresa es que el fallo del disco duro no fue inesperado. Desde hace años los discos duros incluyen tecnología S.M.A.R.T. (Self-Monitoring, Analysis and Reporting Technology), que permite detectar con antelación algunos tipos de errores de hardware, que por desgracia no son todos los posibles. Así pues, un día cuando arranqué el ordenador recibí un mensaje de «SMART Status Bad: the disk is about to fail, backup your data and replace it«. Pues eso, fallo del disco inminente, toca hacer copias de seguridad.

La primera sensación que produce un mensaje como éste es la perplejidad: ¿un dispositivo me avisa del fallo antes de que se produzca? Caramba, esto sí que es tecnología que funciona, qué disco duro más considerado. La segunda sensación es, cómo no, el estrés pensando si hay alguna información sin backup.

De esta forma, pude evitar el principal problema de la avería del disco duro: la pérdida de información. Si quieres cabrear a alguien que acaba de tener un problema como un ordenador, no hay nada como sugerirle que recupere la información de sus copias de seguridad. ¡Je! A veces a los informáticos nos sale la vena maligna. Aunque hoy en día resulta cada vez más asequible gracias a la existencia de discos duros externos con un coste razonable y con una capacidad suficiente para hacer backup con regularidad.

Otra sorpresa agradable fue comprobar que gran parte de la información relevante ya la tenía almacenada en espacios de almacenamiento en la nube, o sea que ya tenía una copia de seguridad.  Ya sé, aquí hay el debate entre privacidad y conveniencia, hay quien no está convencido de tener sus datos personales en la nube.

Siguiente sorpresa agradable: comprar un disco duro hoy en día es muy rápido. Hacer el pedido de un disco duro en un portal web por la noche y recibirlo en casa al mediodía siguiente te deja una impresión de eficiencia. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y hay que informarse antes de comprar: los comentarios de los compradores denunciaban que ciertas empresas anuncian discos duros nuevos pero los que envían son usados y reparados (con tendencia a averiarse en un corto plazo de tiempo). Y ya no digamos si los compras a un particular en eBay. Ojo con las ofertas demasiado buenas para ser ciertas.

Aproveché también el cambio de disco para reinstalar el sistema operativo desde cero. Había instalado Windows 10 sobre una instalación previa de Windows 7 y así había heredado muchos años de «porquería» acumulada en el registro, librerías del sistema y parches sobre parches. Instalar el sistema operativo desde cero ha rejuvenecido mi ordenador 5 años: no tarda 3 minutos en arrancar y todo va más deprisa.

Como única nota negativa del proceso, debo destacar que estoy perdiendo mucho tiempo con la configuración de determinadas aplicaciones y servicios. Tener los datos y los ficheros es una cosa, pero otra cosa es volver a configurar ese servidor remoto, las opciones adecuadas que utiliza esa herramienta, la lista de plug-ins que usaba ese IDE, el certificado que debe usar esta aplicación o el PATH donde se encuentra cierto programa… Recuperar toda esta información es muy pesado y se puede perder datos por el camino.

Resumiendo: haced copias de seguridad, usad servicios en la nube (siendo conscientes de la posible pérdida de seguridad/privacidad) y recordad anotar los datos de configuración de vuestras aplicaciones más importantes. Bueno, y si tenéis un poco más de presupuesto, ¿por qué no un RAID? Sea como sea, espero que vuestro próximo cambio de disco duro (inevitable) no sea una experiencia traumática.

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Autor / Autora
Robert Clarisó Viladrosa
Comentarios
Pi29 diciembre, 2015 a las 8:26 am

Siempre quedará el disco duro externo…A menudo con los discos duros internos es que no es fácil detectar el problema. Puede ser de la placa base, del SO… En más de una ocasión me he vuelto loco descartando problemas. Seguiremos tus consejos. Gracias.

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