Linus Torvalds y el lado humano del desarrollo de software

8 octubre, 2018

Recientemente, una noticia impactante ha sacudido el ámbito tecnológico: Linus Torvalds se retira temporalmente del desarrollo del kernel de Linux. El “dictador benévolo” que coordinaba el proyecto desde sus orígenes deja el trono. Y algo más: pide disculpas por el tono de sus críticas.

Las diatribas de Torvalds son míticas, legendarias (aquí algunos ejemplos). El tono de sus mensajes era ácido clorhídrico mezclado con dinamita. ¿Por qué decir “no me parece una buena idea” cuando puede decirse “tu código es una basura”? La lista de damnificados por Torvalds parece no tener fin, desde desarrolladores a grandes empresas del sector tecnológico.

La situación recuerda a un personaje de una famosa serie televisiva: House. El protagonista, el Dr. Gregory House es un médico brillante marcado por un problema de salud que le causa un dolor crónico en la pierna. Este dolor ha afectado a su carácter, convirtiéndole en una persona cínica y amargada. A causa de ello, en sus relaciones con sus colegas y pacientes, el Dr. House muestra una sinceridad brutal y una absoluta falta de tacto o preocupación por si ofende a los demás. Sin embargo, gracias a su inteligencia, conocimientos y experiencia consigue resolver casos irresolubles para el resto de médicos. Por eso, muchos colegas y pacientes toleran y excusan su forma de ser y sus modales. “¡Está salvando vidas!” es el mantra habitual usado para pasar por alto la enésima salida de tono de House.

 

Maltrata a la gente, pero es taaaan listo. (Imagen promocional de la serie House, fair use)
Un buen médico, pero te hará pasar un mal rato (Imagen promocional de la serie House, fair use)

House es el arquetipo de lo que en inglés podríamos denominar “brilliant jerk”, un tipo de personaje que también aparece en otras series como “Sherlock”. En esa serie, la policía no soporta al detective, pero se ve obligada a tolerar su carácter insufrible por su destreza para resolver crímenes.

En el mundo tecnológico tenemos nuestra ración de Houses y Sherlocks. Hablamos de gente muy capaz (o que al menos cree serlo) pero con escasas habilidades sociales y que creen que su inteligencia les excusa de utilizar buenos modales o tener un mínimo de empatía. Y como House y Sherlock, también tienen su legión de colegas que se escudan en su brillantez para disculpar sus arrebatos.

Nadie pone en duda el talento de Torvalds, ni cuestiona que sus críticas están motivadas únicamente por la búsqueda de la calidad técnica. Sin distinciones de raza, sexo o religión, Torvalds criticaba a todos por igual cuando lo consideraba necesario. Sin embargo, a lo largo del tiempo su actitud ha ido expulsando desarrolladores que han dejado de contribuir código al kernel de Linux. Es normal, ¡a nadie le gusta que le falten al respeto en público! Y en un proyecto de código abierto tan longevo y con miras a tan largo plazo como Linux, la buena salud de la comunidad es fundamental para asegurar su supervivencia.

Linus ha dado un paso valiente y que le honra al reconocer su error e intentar enmendarse. Incluso habla de “buscar ayuda” para conseguir mejorar su forma de relacionarse con los demás. Además, el kernel de Linux acaba de aprobar un código de conducta (Code of Conduct o CoC) que busca evitar comportamientos abusivos en las interacciones dentro de la comunidad. Precisamente, la coincidencia temporal de los dos hechos (la aprobación del CoC y el retiro de Torvalds) no es casual.

Es un gesto en la buena dirección, porque antes que informátic@s somos personas. Si queremos evitar situaciones de discriminación y mejorar la presencia de mujeres en el ámbito tecnológico, es importante entender que la excelencia no es excusa para comportamientos tóxicos. No seamos el House/Sherlock de turno, ni tampoco el Wilson/Watson que los excusa cuando se pasan de la raya. Basta ya de “brilliant jerks.

Robert Clarisó es Doctor en Informática por la UPC. Actualmente es el director del Máster Universitario de Ingeniería Informática de la UOC y es investigador del grupo SOM Research Lab. Sus intereses de investigación se centran en métodos formales, ingeniería del software y herramientas para e-learning.

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Autor / Autora
Robert Clarisó Viladrosa
Comentarios
David Martínez Ros9 octubre, 2018 a las 5:15 pm

Me ha gustado mucho la reflexión. Llevó casi 15 años en el mundo laboral y me he encontrado de todo.

El perfil de gente que se cree superior tecnológicamente se produce mucho en el sector.

El desarrollo de aplicaciones muchas veces consiste en lograr objetivos. El ser humano cuando logra objetivos puede dejarse llevar por creerse superior porqué logra llegar más lejos que ninguno.

En la informática, me imagino que en muchos otros sectores pasará algo parecido, hace falta tocar de pies en el suelo y, aunque te dejes llevar por la motivación por tu profesión, darte cuenta que eres una persona rodeada de personas.

La informática la hacen las personas y las máquinas solo son herramientas que nos hacen la vida más fácil.

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