Estereotipos

4 febrero, 2013

Los estereotipos son construcciones sociales que ayudan a la gente a pensar menos, a simplificar cosas complejas y, lo que es peor, a actuar en consecuencia. Según el estereotipo, los catalanes son ahorradores, trabajadores y aburridos; y los andaluces trabajan poco, les gusta la fiesta y son divertidos. Los informáticos son gente rara, obsesionada por la tecnología (nerds en inglés, con un punto peyorativo), introvertidos, ineptos socialmente, que no entienden el negocio y carecen de habilidades directivas (aunque tienen algunas virtudes).

El mismo Robert Fort, que fue CIO de Virgin, dice: «A la gente de IT le gusta construir cosas. Le gusta descubrir cosas. Esto es lo que tiene de divertida la tecnología. Yo (en cambio) he entendido siempre que la tecnología y el departamento y la gente de IT dentro de una compañía están allí en beneficio de la compañía, no en beneficio de la tecnología».

Un estereotipo es una construcción neutra, existe, no es ni bueno ni malo. Frecuentemente se basa en una cierta realidad, una cierta observación, una cierta historia. Lo malo es que, una vez activado y puesto en marcha, el estereotipo niega la diferencia y la complejidad, predice el comportamiento personal y profesional, la relación de la gente con nosotros y probablemente nuestra evaluación y nuestra carrera. Quizá también nosotros mismos hacemos lo que se espera, según el estereotipo. Eso se llama la profecía autocumplida (self-fulfilled prophecy) o autoconfirmación, una fascinación a la que evaluador y evaluado les cuesta resistir.

(Siguen notas eruditas). La formación, activación y aplicación de esta clase de lugares comunes y sus consecuencias en el puesto de trabajo han sido bastante estudiados en la psicología social desde 1995 en adelante (puede verse sobre todo la obra de Ziva Kunda). Más recientemente, han llegado al estudio de los profesionales de la informática (os recomiendo un artículo entretenido de García Crespo sobre el estereotipo del informático de la serie televisiva The IT Crowd, publicado en la revista del IEEE)  y también de sus directivos. La formación de arquetipos culturales en la consideración del CIO es el objetivo de la obra reciente de Kaarst-Brown y sobre todo de la investigación de Wilcoxson y Chatham desde hace tiempo.

(Es probable, por cierto, que la aportación de la psicología social al estudio del comportamiento de los informáticos y su relación con el resto de la empresa y los factores culturales influyentes sean de las cosas más interesantes en nuestro medio en los últimos tiempos y una fascinante oportunidad para la investigación.)

Los profesores Paola González, James McKeen y Zhiling Tu, de universidades del Canadá,  acaban de presentar en la Conference on Information Systems de diciembre, en Orlando, un anticipo de su trabajo actual. En esta fase, estos colegas aspiran a dar un paso más y comprobar si el director de informática arrastra la maldición de informático también cuando llega a directivo. O sea: según su hipótesis, si los directivos se dejan conducir por estas chorradas y tienen a los directores de informática en una baja consideración por el hecho de ser informáticos, los fracasos de los proyectos y sistemas informáticos serán cargados normalmente sobre los directores de informática: Blame the IT guy, again!

Temo que el resultado les dé la razón. Y la verdad es que da rabia, ¿no? Mientras tanto, leo para animarme la prometida segunda entrega de las aventuras de nuestro Jim Burton, cuando el CIO se convierte en CEO. A veces pasa.

Nota: No hay una atribución definitiva del descubrimiento del sobre sin ventana, que sepamos. El sobre con ventana se atribuye a Americus Callahan, que ya tenía nombre de inventor, y que lo patentó en 1902. Este de hoy es el bello dibujo técnico registrado del sobre.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
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