La empresa extrovertida y otras complementariedades

13 enero, 2014

La investigación de las complementariedades entre la inversión en IT y la inversión en otros componentes del cambio organizativo para mejorar la productividad y los rendimientos de las empresas tiene ya una cierta historia, que aquí hemos recogido en parte alguna vez y que fue revisada por Melville (Purdue) y 0tros hace unos años.

El principal impulsor de esta investigación es nuestro amigo Eric Brynjolfsson, director del Centre for Digital Business del MIT, que fue el pasado año nominado para los Thinkers 50 de 2013, una cosa entre el oscar y el nobel del management (entre los 50 nominados también encontramos a Clay Christensen, al que hemos dedicado aquí hace poco algunas entradas, aunque la ganadora ha sido Rita Gunter McGrath, profesora de la Columbia Business School). En sus obras con Hitt (de Wharton) y otros, desde comienzos de los 2000, Brynjolfsson ha ido revelando la importancia de la inversión combinada en informática y stock de capital organizativo, como la descentralización, la mejora de los procesos y la inversión en capital humano. En los últimos años, esta investigación se ha ampliado a otras variables, como el trabajo en equipo, la orientación externa y el uso de la información.

Gráfico de regresión múltiple que muestra la relación entre inversión en IT, desarrollo organizativo y valor de mercado (Brynjolffson, Hitt y Yang, 2002).

En un artículo con Tambe (Stern) y Hitt de 2011, llamaban a este tipo de compañías «empresas extrovertidas» (the extroverted firm), aquellas donde la inversión de IT es relevante y sostenida en el tiempo, las decisiones se toman en equipo y de forma descentralizada y se produce un conjunto de buenas prácticas en el que la compañía se aprovecha del conocimiento de su entorno (información de clientes, proveedores, distribuidores y competidores y atracción de talento). Estas empresas son también más rápidas en la generación y ejecución de innovaciones.

Un subproducto de la investigación de estos autores es que la localización en un entorno geográfico donde abunda la inversión en información y tecnología y las empresas están mejor conectadas con socios, competidores y clientes favorece también la innovación, la productividad y los resultados. Esta línea de investigación es relevante en la UOC en la producción de Joan Torrent y Jordi Vilaseca del grupo i2TIC del IN3.

Estos artículos son difíciles y ásperos, pura econometría, no os hagáis ilusiones; poco que ver con el folklore político que rodea la innovación y otros modismos. Aunque producen unos bellos gráficos de regresión. Para los practicantes profesionales y directores de informática menos preocupados por la erudición y la metodología, recomiendo el trabajo que ha venido haciendo el CDB con la consultora Capgemini desde 2011.

Hemos dicho alguna vez, que la cultura digital de las empresas y de las personas son los factores que mejor explican la capacidad de las organizaciones para optimizar el rendimiento de sus inversiones en IT, la efectividad de los departamentos de informática y el rol y posición del CIO. En la investigación que comentamos se relacionan la «intensidad digital» (digital intensity) y la «intensidad de la transformación de la gestión» (transformation management intensity).

La intensidad digital es la inversión en iniciativas facilitadas por la informática (technology-enabled initiatives) que afectan a la relación de la compañía con sus clientes y a su modelo operativo de negocio. La intensidad de la transformación «gestora» es la creación de un liderazgo interno que promueve una visión de futuro, un modelo de gobierno y compromiso que rompe los silos organizativos, una nueva cultura de empresa y nuevas relaciones entre la informática y el negocio.

La matriz de estas dos dimensiones ubica a las compañías en cuatro cuadrantes de nombres galácticos:

1. Los «fashionistas» digitales sucumben delante de los inventos, pero éstos no se asientan en una visión de negocio aterrizada y común. Su culto por la moda les lleva a la frustración.

2. Los conservadores tienen una fuerte visión de empresa, pero una nula sensibilidad tecnológica. Son más bien escépticos y pueden perder oportunidades.

3. La tribu de los digirati, compañías maduras digitalmente han desarrollado modelos de empresa y ejecutivos cultos con visión del valor de las iniciativas tecnológicas para el negocio.

4. Y los aprendices (beginners), pues ya os imagináis, ni lo uno ni lo otro.

Si queréis saber en qué momento se encuentra vuestra empresa y qué hacer con todo eso sólo tenéis que llamar al consultor.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
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