Peter Drucker, in memoriam

19 noviembre, 2015

Cuando escribo ésto, el 17 de Noviembre,  se cumplen diez años de la muerte de Peter Drucker, fundador de la ciencia o el arte del management de cualquier cosa. También el management de la función informática: «IT management is about management«. Unos días antes estuvimos en Viena un coro de fieles  y seguidores de todo el mundo, en un encuentro que fue fantástico, para reivindicar el dominio del hombre sobre la máquina: el druckerismo es un humanismo.

Peter Drucker. Fuente: Wikipedia - Licencia: CC BY-SA 2.0
Peter Drucker. Fuente: Wikipedia – Licencia: CC BY-SA 2.0

Yo no comparto todo su pensamiento, ni falta que hace, pero dudo que ningún otro pensador me haya influido tanto. Sus contribuciones son incontables. Fue el primero en describir la naturaleza del trabajo y la profesión del directivo y la estructura de la empresa moderna. Creyó en la empresa como la fuente de la riqueza y el desarrollo de los pueblos libres y siempre defendió la disciplina del mercado y la persecución de la rentabilidad como formas objetivas de medir el éxito y el fracaso de las organizaciones. Fue muy crítico con la política y la gestión publica y recomendaba a los gobiernos la adopción de patrones empresariales y gerenciales. Promovía activamente la externalización de los servicios públicos. (Yo no creo tanto todo ésto, por ejemplo.)

Fue un precursor y anticipó con 20 años de adelanto la aparición de los trabajadores del conocimiento (la expresión es suya) y las reglas de la innovación. Fue el primero en mostrar el valor del capital intelectual y en criticar los modelos de empresa que consideran al trabajador como un recurso barato e intercambiable.

Con relación a los sistemas de información, a los que no dedicó la mayor ni la mejor parte de su reflexión, fue de los primeros autores en mostrar la ventaja competitiva de las tecnologías y la necesidad de que fuesen los directivos y no los tecnólogos los que tomasen las decisiones en este ámbito. Creíamos, decía Drucker ya en los 1950s, que las TIC servían para cambiar las tareas y los procesos, a través de la automatización. En realidad, las TIC cambian la naturaleza de las cosas que hacemos y nuestra forma de competir.

Introdujo de muchas maneras la reflexión sobre la ética de los negocios y la integridad de los directivos. «La prueba de la sinceridad y la seriedad del directivo», decía, «es un énfasis sin componendas en la integridad del carácter. Porque es el carácter la forma en la que se ejerce el liderazgo, y es el carácter lo que establece el ejemplo y lo que se imita».

Fue un educador de directivos y sus consejos son una guía para el desarrollo de las carreras profesionales. Recomendaba a los directivos preguntarse no qué puedo ser o qué me merezco sino en qué puedo ser útil, cómo puedo contribuir  (what should I contribute?). Pensaba que gestionarse uno mismo (managing oneself) es la condición previa para dirigir a otros. Y comprender y gestionar al jefe (managing the boss), el requisito de relaciones productivas y, frecuentemente, de la supervivencia.

Formador e investigador universitario, tenía sin embargo, fundamentalmente, una aproximación de ayuda para el beneficio de profesionales, directivos y empresas. Su teoría es, por tanto y para el horror de la academia, normativa. Su obra es enorme, pero entre todos sus libros destaca Management (1973, 2008), su tratado sobre el rol del directivo. Un directivo efectivo está comprometido con la misión (lo permanente) de la empresa, para alcanzar sus objetivos económicos y el beneficio de la comunidad.

Drucker fue el creador de la dirección por objetivos, o por resultados, decía: los directivos establecen objetivos para los empleados, organizan los procesos, comunican la información importante, controlan el rendimiento y ayudan a que los trabajadores y profesionales se desarrollen. En las empresas del conocimiento, el directivo no es «el jefe», sino otro profesional él mismo que ayuda a que los «trabajadores del conocimiento» desarrollen su potencial y trabajen en equipo para conseguir los objetivos personales y empresariales.

Un directivo (líder y manager, es una discusión filológica un poco larga) no «coordina» (Drucker nunca entendió ese engendro), sino que toma decisiones selectivamente o deja que otros las tomen. Las decisiones de calidad son el mayor activo del líder. Otros son la información que maneja y las relaciones que establece hacia arriba, hacia los lados y hacia abajo.

Sin embargo, para mí, no sé si por vago, la mayor contribución de Drucker, la que más me ha influido y la que más enseño es la actitud hacia el abandono: decir que no, dejar de hacer, poner el foco en pocas cosas o en una sola cosa. En sus palabras, «the art of purposeful abandonment«.

Drucker fue un filósofo, un pensador social, un periodista, un emigrado de origen judío que huyó del totalitarismo nazi; alemán pero vienés pero inglés pero norteamericano,  descubrió por necesidad la esencia del management en una auditoría de encargo que hizo sobre General Motors en 1943.

Su recuerdo, enseñanza y ejemplo aún nos iluminan a muchos desde la mesita de noche. Unos pocos muertos nos sobreviven. Descanse en paz.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
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