Estándares tecnológicos: uso y abuso

22 febrero, 2016

En muchos ámbitos de la tecnología, tanto a nivel de software como de hardware, aparece la necesidad de establecer criterios homogéneos sobre cómo resolver un problema. ¿Qué forma tendrá ese puerto? ¿En qué formato se almacenará la información? ¿Qué características tendrá ese cable? ¿Qué semántica tiene ese lenguaje de programación? ¿Qué protocolo se utiliza para establecer una conexión?

La gran ventaja de los estándares es que facilitan la compatibilidad, interoperabilidad y la competencia. En el caso de protocolos y conexiones, los estándares permiten que sistemas de diferentes fabricantes puedan comunicarse entre sí. En otros ámbitos, permiten que haya implementaciones de diversos fabricantes que sean plenamente intercambiables.

Hay diversos organismos nacionales e internacionales dedicados a la estandarización. Por citar algunos ejemplos, tenemos AENOR en el ámbito español y muchos a nivel internacional, como International Organization for Standarization (ISO), International Electrotechnical Commission (IEC), International Telecommunication Union (ITU) o el Internet Engineering Task Force (IETF, con sus famosos RFCs). Estos organismos siguen un proceso organizado para la elaboración de un estándar, que puede incluir la valoración por parte de un comité técnico, una fase de consultas de las partes implicadas y una fase de votaciones.

Sin embargo, existen múltiples formas de subvertir el proceso de estandarización para conseguir justo el efecto contrario: añadir barreras de entrada a la competencia o dificultar la compatibilidad. A continuación discutimos algunos de estas formas de abuso de los estándares.

– Estándares alternativos: Como dijo Andrew S. Tanembaum, «lo bueno de los estándares es que tienes muchos para elegir». A todos nos parece genial que los enchufes sean un estándar… hasta que viajamos un poco y descubrimos hay 15 clases diferentes de enchufes en el mundo. Así pues, una forma de limitar la compatibilidad es proponer tu propio estándar (como los cargadores para móviles hasta hace poco o diversas características e los productos de Apple). Aunque esta situación tampoco tiene que pasar por mala fe….

Sería más gracioso si no fuera tan realista. Fuente: XKCD
Sería más gracioso si no fuera tan real. Fuente: XKCD

– Estandarizar TU producto:  Imagina que puedas conseguir que tu solución sea el estándar frente a las alternativas de la competencia. Aquí se requiere mucha mano izquierda, mucha habilidad en los despachos y cierta capacidad de lobby. Hay que convencer al organismo responsable del estándar que tu solución es técnicamente superior y esto requiere superar la revisión de un panel técnico y posiblemente un voto de los integrantes. Al final, siempre habrá quien discuta si la solución adoptada era la mejor o no.

– Propiedad intelectual: Cuando se aprueba un estándar, se exige a todos los miembros que han participado en su definición que asuman ciertos compromisos respecto a su propiedad intelectual. Es decir, no se exige que cedan sus patentes de forma gratuita, pero sí que hay ciertos requisitos sobre las compensaciones a recibir. En concreto suele usarse la frase «Fair, Reasonable and Non-Discriminatory terms» (FRAND),  indicando que no puede cobrarse de más a las empresas de la competencia ni puede aprovecharse el hecho que sea estándar para hacer caja.Y aquí aparecen dos tipos de problemas. El primero es que FRAND se ha usado en algunas ocasiones para poner trabas a implementaciones del estándar mediante software libre, por ejemplo cuando se exigen royalties por cada uso. El segundo problema es lo que se conoce como patentes submarino o emboscadas: una entidad que no ha participado en el estándar y que tiene una patente relevante dilata el plazo de solicitud para ocultar su existencia. Cuando el estándar ha sido aprobado y goza de amplia aceptación, aparece reclamando royalties a todas las entidades que usan el estándar.

– «Embrace, extend and extinguish«: Esta célebre frase, proveniente de documentación interna de Microsoft, describe una estrategia empresarial orientada a subvertir los estándares. En la primera fase (embrace) se construye una herramienta que respeta un estándard. En la segunda fase (extend) se añaden nuevas funcionalidades no incluidas en el estándard original, y que por lo tanto no están soportadas por productos de otros fabricantes. Por último, en la tercera fase (extinguish) los productos de la competencia dejan de usarse por problemas de interoperabilidad debidos a las extensiones. Algunos ejemplos famosos de «embrace, extend and extinguish» han sido los navegadores web (Netscape vs Internet Explorer) y las aplicaciones multiplataforma (Java).

En resumen, los estándares son beneficiosos para la industria y los usuarios. Sin embargo, se puede abusar de ellos de múltiples maneras para conseguir el efecto contrario.

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Autor / Autora
Robert Clarisó Viladrosa
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