Informática polirrítmica (II)

2 octubre, 2014

En la entrada anterior, presentábamos esta idea de una informática ambidextra, polirrítmica o de dos velocidades en el ámbito de la gestión de proyectos. Empezar un enfoque «ágil» con algo pequeño con un grupo reducido de desarrolladores y clientes y proveedores de confianza no parecía un gran reto.

Rudolf Nureyev y Margot Fonteyn en La Bayadera. Esta imagen no tiene copyright ni licencia explícita y se presenta con fines educativos para ilustrar el contenido de la entrada.
Rudolf Nureyev y Margot Fonteyn en La Bayadera. Esta imagen no tiene copyright ni licencia explícita y se presenta con fines educativos para ilustrar el contenido de la entrada.

En cambio, cuando se trata de extender esta cultura al conjunto del departamento de IT y al resto de la empresa, la cosa se complica. Para que todo esto funcione, hace falta ir desarrollando:

– Otro tipo de gobierno de la IT que no mira sólo el ROI; un gobierno más próximo al cliente y quizá más ambiguo y que acepta el riesgo;

– Una oficina de programa o de portfolio que tiene una visión global de las necesidades y de qué tipo de aproximación emplear, así como de las capacidades que tiene a mano;

– Una nueva política de aprovisionamiento, que confía en nuevos proveedores más pequeños, especiales y especializados;

– Un nuevo jefe de proyecto de mente amplia y visión de negocio;

– Responsables de cliente (interno) que hayan construido confianza, reputación y diálogo directivo y que conozcan y se anticipen a la demanda;

– Una forma de trabajar más colaborativa también dentro del departamento de informática entre desarrollo y operaciones, lo que algunos llaman DevOps;

– Una sólida, saneada y respetada arquitectura de empresa, aunque esté basada en componentes acoplados de forma más ligera, replicables y redistribuibles;

Gobernanza y arquitectura son, por lo tanto, probablemente los dos pilares de esta nueva informática «polirrítimica».

El primer ejecutivo de la informática tiene la oportunidad de liderar o, al menos, acompañar a la dirección general y los responsables de negocio en este proceso, que es inevitable. Si no lo hace él, las cosas pasarán, ya están ocurriendo, igualmente. Simplemente los líderes de negocio más agresivos buscarán alguien que se lo haga o lo harán ellos mismos, con sus recursos o con otros proveedores (lo que ya se llama “informática en la sombra” y que alcanza en muchas empresas hasta el 35% del gasto total en informática). El departamento de informática y el conjunto de la empresa padecerán los viejos problemas de falta de integración, seguridad o confiabilidad, de los que, encima, se culpará a los informáticos; y vuelta a empezar.

Y la danza, en vez de ser graciosa y coordinada, será una danza del infierno.

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Autor / Autora
José Ramón Rodríguez
Profesor de Dirección de Sistemas de Información, Gestión de Proyectos y Business Intelligence de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC y consultor de empresas independiente.
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