iWoz: Steve Wozniak

Tras leer la biografía de Steve Jobs (y reconocer públicamente que me gustó) cayó en mis manos esta pequeña joya, mucho menos pretenciosa, pero creo que obligatoria para los amantes de la informática. Es una obra mucho menor, y con un tono totalmente distinto a la primera. Si en aquella, el autor Walter Isaacson, explicaba hasta el último detalle de la vida de Jobs, intentando ser lo más objetivo posible (cosa de agradecer), en este libro te quedas con la impresión que has pasado una velada con Steve Wozniak explicándote «batallitas» sobre sus inventos. ¡Me encanta!

Así, en este libro, Wozniak nos explica desde pequeño cada invento que diseñó, cómo y por qué lo hizo de esa manera. Es muy interesante. Nos permite entrar en su mente, en cómo le obsesionaba el ahorro primero de puertas lógicas, luego de chips, de memorias, etc.  Y para esto, nos explica las ideas que iba teniendo, y sus diseños sobre el papel, su búsqueda por qué hardware había disponible en aquella época, etc.

Por otro lado, muestra un orgullo constante por ser un personaje gamberro (no para de presumir de sus gamberradas, sean o no sacando provecho de su conocimiento de la tecnología) y, por qué no, un tipo con un buen corazón. Me parece curioso que en un libro sobre el cofundador de Apple no se habla mucho sobre Jobs, pero realmente, no se hace necesario. La historia de la compañía se obvia ya que Wozniak no estuvo nunca especialmente interesado en más que ser un buen ingeniero e inventor.

Debo reconocer que es posible que a mi, personalmente, me haya gustado el libro por la oportunidad que me ha dado de poder leer cómo se diseñó el primer ordenador con el que empecé a aprender algo de informática (programación en BASIC Applesoft*) y me enganché a esta profesión (el Apple II). En fin, supongo que no puedo evitar ponerme un poco melancólico cuando recuerdo aquellos momentos. Si, como yo, quieren recordarlos, o bien, tienen ganas de saber en qué pensaban aquellos afortunados que desde la costa oeste de EEUU hace unos 40 años cambiaron nuestras vidas, lean este libro.

Finalmente, respecto a la visión global que me queda no puedo evitar decir que lo único que no entiendo del libro es el prólogo, del periodista Pedro J. Ramírez. Independientemente de que no sea propiamente parte del contenido, no acabo de entender el interés de lo que dice ni siquiera si tiene mucho que ver directamente con Wozniak. Hay muchas personas que podrían haber hecho un muy buen prólogo sobre el personaje o sobre cómo vivieron esos años en que el mundo cambió. Creo que es una oportunidad perdida.

Y ahora sí, permítanme acabar copiando un párrafo del capítulo en que Wozniak explica su visión de la vida y de cómo hacer las cosas, con el que no puedo estar más de acuerdo, y que espero les inspire:

«¿Por qué digo que los ingenieros son unos artistas? Los ingenieros se esfuerzan en alcanzar la perfección, aunque sepan que es imposible; cada línea de código, cada parte, tiene un motivo, y el enfoque debe ser directo, breve y rápido. Nos dedicamos a unir las pequeñas partes de software y componentes de hardware que construimos; sabemos dirigir los electrones a través de las resistencias y transistores para crear puertas lógicas; combinamos varias para hacer un registro, y varios registros para hacer uno mayor, puertas lógicas para crear sumadores y con ellos fabricamos un ordenador entero. Escribimos líneas cortas de código para apagar y encender las cosas; estamos constantemente desarrollando unos conceptos a partir de otros, como haría un pintor con sus pinceles y colores o un compositor con las notas musicales. Y es esa búsqueda de la perfección -el empeño por combinar los elementos de forma que nadie lo haya hecho antes- lo que convierte a un ingeniero en un auténtico artista.»

* Es curioso, porque una de las relaciones de amor-odio en el mundo de la informática que más o menos todos conocemos, en aquel lenguaje de programación (o dialecto del BASIC, para los más puristas), BASIC Applesoft, no era tanto odio como amor verdadero: Applesoft es la unión de los nombres de las compañías Apple y Microsoft (compañía que lo desarrolló). Casi nada.