Jobs vs Ritchie (I)

9 noviembre, 2011

El título podría ser un homenaje a uno de esos «combates del siglo» de boxeo, como Foreman vs Alí o los actuales Pacquiao vs Márquez. Sin embargo, el símil lo aplicamos a dos personas fundamentales en el mundo de la informática, las tecnologías de la información y del conocimiento y las telecomunicaciones que acaban de fallecer: Steve Jobs, fundador de Apple, y Dennis Ritchie, creador de C y de Unix. No me refiero a un combate físico, sino a enfrentarlos con algunos comentarios tras su muerte y con el tratamiento de los mass media, contrastándolos con sus actos y los principios que se desprenden de los mismos.

Richard Stallman, fundador del proyecto GNU afirmaba en unas declaraciones que sentía la muerte de Jobs pero que se alegraba de que ya no siguiera, en referencia al modelo de negocio de Apple y a su maligna influencia en el uso de la informática por parte de las personas. Stallman ha sido uno de los pocos que han emitido una opinión crítica en el obituario de Jobs. Por un lado, multitud de medios especializados han valorado los trabajos de Ritchie, sin los cuales los productos de Jobs probablemente no serían como son. Por otro, los mass media han encumbrado a Jobs como una de las personas más importantes del siglo y lamentablemente no han sabido ver con la misma óptica a Ritchie.

Cualquiera conoce actualmente a Steve Jobs como conocerá probablemente a Elvis Presley en el mundo del rock. Sin embargo, para conocer a Dennis Ritchie o a Little Richard hay que tener otra óptica, profundizar, escarbar en la realidad. Para todo el mundo que se nutre de los mass media, Jobs era el fundador de una de las empresas que estaban guiando las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) y encabezando el mercado de las telecomunicaciones (iPod, iPad, iMac, iTunes, iPhone, etc.). Pero la relevancia de Jobs no siempre fue la misma, al menos en España. El punto de inflexión comienza cuando se escenificó el rescate de Apple por parte de Microsoft. Jobs pasó de ser el fundador de Apple (una de las empresas que jóvenes americanos hippies montaron en garajes) a el dueño de una de las marcas mejor reputadas del mundo y cuyo hardware utilizan profesionales de las áreas de diseño y arquitectura, para luego convertirse en gurú de la sociedad de la información.

Steve Jobs
Steve Jobs (de pie) ante una foto suya con Stephen Wozniak (co-fundador de Apple)

Cuando Apple elige el camino de la informática de consumo donde hardware y software van de la mano, se aleja del mercado masivo y cultiva su imagen de objeto fetichista, amparado en una experiencia de usuario que ha sido y sigue siendo elogiada y puesta como ejemplo de buenas prácticas. La llegada al mercado de masas mundial llegó cuando se metió a los jóvenes del siglo XXI en el bolsillo, es decir, tanto jóvenes o quienes quisieran serlo comenzaron a utilizar iPods e iPhones, evolución digital del clásico Walkman de Sony o del móvil/celular de Motorola y Nokia.

La evolución de Apple es parelela a la evolución de Jobs, no siempre ligada a Apple. Tras triunfar junto con Steve Wozniak con el lanzamiento de Apple I, cuyo precio de venta al público fue de 666,66 dólares (el número de la bestia), Jobs vivió una crisis de 1985 a 1997, cuando fue relegado por el director que había traído él mismo a la empresa a un papel secundario. En este periodo, Jobs crea NeXT imitando el modelo de negocio de Apple. Cuando Tim Berners-Lee bautiza la World Wide Web desde su ordenador del CERN, lo hace desde un NeXT. Coincide este tránsito con una crisis de Apple, y es entonces cuando Jobs vuelve, sella su pacto de «rescate» con Microsoft y modela el futuro a su antojo.

Continuará…

Adolfo Antón Bravo es consultor del Máster Universitario en Software Libre de la UOC y socio de xsto.info sociedad cooperativa. Licenciado en Ciencias de la Información por la UCM, realiza el doctorado en Aspectos Teóricos, Sociales y Éticos de la Comunicación de Masas.

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Comentarios
Víctor9 noviembre, 2011 a las 12:38 pm

Espero que el artículo sea una crítica a Jobs, ya que se trata de un responsable en un máster de Software Libre, y de libre Apple no tiene absolutamente nada.
Compré un iPhone, sin haber escarbado mucho en el mercado de los smartphones, ya que parecía que todo el mundo tenía uno y deducí que sería el mejor. Exceptuando algunos con Blackberry, Samsung, HTC (mi hermana ha pasado por todos menos BB y considera que es el mejor), etc… el resto usaba el iPhone.
Menuda decepción al ver todo lo que conllevaba la visión sectaria de Jobs: sin Bluetooth (Apple es lo suficientemente ególatra para opinar que si hay herramientas equivalentes EN SUS IPHONES para el envío de datos ¿para qué integrar otras que se usen en otras plataformas?), tener que descargar una «miserable» aplicación que además no es popular para poder cambiar el tono de llamada (aquello que vas en el metro y cuando suena un iPhone todo el mundo que no esté escuchando música mire si es el suyo)…
Y como joya de la corona el iPod. Para cuando compré el 4 recién salido (llegó a la tienda Vodafone de mi barrio en agosto de 2010), ya necesitaba instalar el Winamp (suelo usar el reproductor de Windows Media) para que la lista de reproducción fuera en un formato que iTunes aceptara (M3U) y no tuviera que mover las canciones 1 por 1. La última vez que moví canciones al móvil, ya tuve que moverlas una por una desde la biblioteca de iTunes porque ni siquiera con M3U era capaz de importar canciones. Producto de sucesivos «parches» (no sé de qué) que van empeorando la experiencia del usuario y que provocan la sensación de que a medida que van lanzándolos el móvil va más lento y hasta se cierran aplicaciones «porque sí» (Facebook, sin ir más lejos).
En conclusión, no sé a cuento de qué aparecen 4 iluminados (del diseño, seguramente) alabando a Steve Jobs como un semi-dios porque en un mundo IT cada día más integrado que hubiera ese individuo era la peste. Me apena que haya muerto como «germen» (sin connotaciones negativas) de los sistemas operativos gráficos que luego provocase la aparición de alternativas en el campo de los sistemas operativos (Windows, X en Linux…), pero desde luego su segunda época al frente de la ególatra y sectaria Apple ha sido, para mi, dañina para la sociedad.

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