Usabilidad: ¿qué es y cuáles son sus principios?

11 noviembre, 2021
Foto: Fancycrave1 en Pixabay.

¿Qué tienen en común un teléfono, una calculadora, un reloj o el mando a distancia de la televisión? Todos son objetos que tienen un diseño y están compuestos de botones o indicadores que nos ayudan a comprender su uso, sus capacidades o sus funciones. Comprendemos para qué sirven, sabemos cómo usarlos y sentimos el control sobre ellos porque conocemos su funcionamiento y lo recordamos en cada ocasión, sin esfuerzo alguno. Esto es, precisamente, en lo que consiste la usabilidad. Un concepto que ha cobrado notoriedad gracias a Internet y las nuevas tecnologías y que se estudia en el grado de Multimedia y en el máster universitario de Diseño de Interacción y Experiencia de Usuario (UX) de la UOC.

Usabilidad: ¿qué es y cómo se mide?

La usabilidad hace referencia a cómo usamos las cosas, a la facilidad con la que las utilizamos y a si nos permiten hacer lo que necesitamos o deseamos hacer. Se trata de una característica de facilidad de uso, esencialmente aplicada al software, pero relevante para cualquier artefacto humano. En términos generales, un producto o aplicación es fácil de utilizar cuando responde efectivamente a la tarea para la cual se utiliza.

El origen de la usabilidad proviene de la traducción literal del término anglosajón usability que, aunque no haya sido aceptado desde sus inicios por la Real Academia Española, mantiene un adecuado significado y valor lingüístico. Ahora bien, ¿cómo podemos saber si un producto o sistema es usable? Jacob Nielsen, experto en la materia, mide la usabilidad a partir de cinco criterios:

  • Facilidad de aprendizaje. El sistema o producto debe ser fácil de aprender, de manera que el usuario pueda trabajar con él lo más rápido posible.
  • Eficiencia de uso. El nivel de productividad del usuario que ha aprendido a usar el producto debe ser alto para poder completar determinadas tareas.
  • Facilidad de memorización. El sistema debe ser fácil de recordar incluso después de algún periodo sin uso.
  • Errores. Para que un producto sea usable debe generar el menor número de errores posible.
  • Satisfacción. El sistema debe ser agradable de utilizar. Debe proporcionar comodidad y actitud positiva durante su uso.

El binomio de usabilidad y accesibilidad

En muchas ocasiones el concepto de usabilidad aparece frecuentemente junto al de accesibilidad. La accesibilidad consiste en asegurarse que un producto esté a disposición de todas las personas, sean o no impedidas física o psíquicamente. Este concepto logra que las interfaces de usuario sean fáciles de percibir, operativas y comprensibles para personas con un amplio abanico de habilidades o con distintas circunstancias, entornos y condiciones.

Ahora bien, ¿qué tienen en común la usabilidad y la accesibilidad? El objetivo de conseguir que los medios y los productos estén disponibles para todas las personas. De esta manera, podríamos afirmar que si un diseño no es usable, tampoco puede considerarse accesible y viceversa.

No obstante, estos conceptos no se ocupan únicamente de construir productos para usuarios con características compartidas. La usabilidad tiene en cuenta usuarios específicos, en contextos de uso determinados y con objetivos concretos. La accesibilidad, en cambio, lo hace fijando una atención especial a la diversidad de los usuarios. El público es variado y diverso, por lo que es esencial satisfacer a toda esa variedad a partir de diseños diferentes, adaptados a las personas y a los contextos de uso.

Usabilidad y accesibilidad, pues, van de la mano y se debe tener en cuenta a la hora de diseñar y construir productos interactivos. Desde un punto de vista práctico, el diseño centrado en el usuario hace posible tener en cuenta los principios del diseño universal y accesible, así como la diversidad de las personas junto con el resto de requisitos.

Principios de la usabilidad en la creación de productos interactivos

Sin duda, la usabilidad y la accesibilidad son dos conceptos de especial relevancia a la hora de diseñar y crear productos interactivos. Para alcanzar productos interactivos usables debemos tener en cuenta estos cinco principios clave de la usabilidad:

  • Coherencia. Un producto interactivo debe ser coherente desde el punto de vista gráfico e interactivo para evitar confusiones y complicaciones. Esto consiste en utilizar los mismos botones o iconos interactivos, los mismos colores, la misma terminología y organización en cada una de las pantallas.
  • Interacción. La interacción tiene que ser predecible, visible y reversible. El objetivo tiene que ser que el usuario se sienta cómodo con la interfaz y pueda saber que al intentar una acción, verá el resultado y lo podrá deshacer si no le gusta.
  • Información, comunicación y retroalimentación. Hay que ayudar a los usuarios a encontrar la información rápida y fácilmente, usar enlaces de texto, títulos y ofrecer instrucciones sencillas y claras.
  • Control. Las personas deben ser capaces de tomar la iniciativa de emprender numerosas acciones. El usuario tiene que poder personalizar un producto para sus intereses y necesidades para que se sienta cómodo como, por ejemplo, el tamaño del texto en un sitio web.
  • Opciones. Hay que ofrecer a los internautas más de una forma de encontrar lo que buscan para que puedan elegir el método de interacción más apropiado a su situación.

Usabilidad y experiencia de usuario

A pesar de que la usabilidad es esencial a la hora de diseñar productos interactivos, no es la única vía para valorar la relación con los clientes usuarios. Podemos evaluar y medir la usabilidad en términos de rendimiento del usuario para llevar a cabo una tarea, pero, cuando este último recurre a los productos interactivos para lograr metas personales o profesionales, esta valoración no es suficiente. Y es aquí donde entra en juego la experiencia de usuario (UX) y factores como la aceptación, la credibilidad, la confianza, la emoción o el placer.

La experiencia de usuario pone énfasis en los aspectos más relacionados con la experiencia, la empatía, el significado y el valor de la interacción persona-ordenador, aunque también tiene en cuenta las percepciones del usuario en relación con los aspectos más prácticos como la utilidad, la facilidad de uso y la eficiencia de un sistema.

Y es que la experiencia de usuario representa un cambio emergente del propio concepto de usabilidad, ya que evalúa un ciclo de vida que va más allá del desarrollo del producto. Comienza a través de la observación, planteando el perfil de los usuarios y acaba mucho después del prototipado y posterior distribución.

Los expertos y expertas en multimedia, pues, deben tener el objetivo de diseñar y crear productos interactivos fáciles de usar y que nos hagan sonreír cada vez que los utilizamos. ¿Empezamos?

Y para saber más: Design Toolkit de la UOC

Para saber más sobre Diseño de Interacción y Experiencia de Usuario (UX) puedes consultar el contenido del Design Toolkit de la UOC. Es una caja de herramientas de diseño en forma de fichas de contenidos y recursos de aprendizaje. Esta iniciativa recoge las herramientas más representativas y utilizadas actualmente y que se trabajan a lo largo de los diferentes estudios de la UOC, como el grado de Multimedia y el máster universitario de Diseño de Interacción y Experiencia de Usuario (UX).

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Autores / Autoras
Directora del Grado de Técnicas de Interacción Digital y Multimedia de la UOC.
Profesora de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC. 
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